Se hace pis todavía ¿Qué hacemos?

Controlar los esfínteres, es un proceso que todos los humanos tenemos que aprender, ya que al principio somos seres totalmente dependientes de nuestros cuidadores, que nos limpian y cambian de muda, hasta que obtengamos la completa autonomía. El control se aprende poco a poco, y la adquisición del mismo dura hasta los cuatro o cinco años.

La secuencia que se suele dar es la misma para la mayoría de los niños, aunque como bien saben los que son padres o tienen conocimientos sobre crianza, cada infante es especial y, mientras uno aprende a andar antes del año, otro ya tiene la mayoría de los dientes. En primer lugar lo que se adquiere es la continencia fecal nocturna y después la diurna; Después se aprenderá a controlar la orina diaria y, por último, se conseguirá controlar la orina nocturna. Igual que esta secuencia es casi igual para todos los niños, no lo es la edad a la que se empieza a controlar, ya que depende tanto de los infantes como de las actitudes y pautas educativas de sus padres: para algunos es un hito que su hijo debe cumplir enseguida y para otros no es nada importante y prefieren dejar que la naturaleza siga su curso. Sea como sea, el problema estaría cuando no existe control a partir de los cinco años más o menos, ya que antes estaríamos “dentro de tiempo”, se produce una emisión repetida de orina en la cama o en la ropa (sea voluntaria o intencionada); si se dan más de dos episodios por semana durante un periodo de por los menos tres meses consecutivos y si no puede ser debido a los efectos de una sustancia como un diurético ni por una enfermedad médica. Los motivos pueden ser varios, entre los cuales pueden encontrase el miedo a ir al aseo, problemas escolares o dificultades para identificar las ganas de ir al baño.

pipi_rebeca jimenez

Lo primero es acudir al médico para descartar que haya un problema físico y, cuando esto ya se ha hecho, lo ideal es acudir a un psicólogo que dé pautas a los padres y al niño para solucionar el problema. El tratamiento de la enuresis o dificultad para controlar la micción tiene una solución relativamente fácil, aunque es importantísima la implicación de los padres y que el niño participe en el proceso tanto como su edad y motivación le permitan.

Para mí, como psicóloga, el método más efectivo es el método de la alarma urinaria o “pipí-stop”, que consiste en un pequeño sensor de humedad que se sitúa en la ropa interior del niño, en una pequeña compresa o salvaslip, y que está conectado a una alarma sonora que se coloca en el bolsillo superior del pijama, para que el infante lo escuche y se despierte con mayor facilidad. Esta alarma tiene como función despertar al niño nada más comenzar la orina, de modo que ésta se pare justo al inicio de la relajación del esfínter externo, mientras se está en el mayor momento de distensión vesical. Para algunas personas, profesionales y padres, la alarma es demasiado aversiva pero eso tiene que ver con opiniones personales, porque las pruebas científicas es que no causan ningún problema a nivel físico ni emocional, y es una parte clave para aprender a controlar.

Tras realizar una línea base de las veces que el niño se hace pis o no, aprender como funciona el “pipí stop” y resolver todas las dudas que se tengan los padres y el niño deberán aprender los pasos a seguir en casa a pesar de que sean muy sencillos. Nosotros lo vamos a explicar como si el pis se lo hiciera en la cama. porque la enuresis nocturna suele ser más común, pero si el problema suele darse por el día sería muy similar. En el caso de que suene la alarma (señal de pipí), el niño deberá levantarse de la cama, desconectar la alarma, ir al cuarto de aseo y terminar de orinar, secar el sensor y colocarlo en una nueva compresa, lavarse y secarse, ponerse ropa limpia con la compresa  en su interior y volver a la cama. En el caso que la cama esté mojada se deberán cambiar las sábanas y volverse a acostar. Es importantísimo que los padres supervisen amablemente este proceso, con tranquilidad y reforzando al niño por su esfuerzo, y que si éste no oye la alarma no la apaguen por él, sino que le levanten para que lo haga el mismo. Al día siguiente el niño revisará la cama y las mudas mojadas para realizar un registro, siendo también reforzado por los padres. Tras siete noches seguidas así, habrá que realizar un sobreaprendizaje, dándole al niño líquido extra, y si se consigue 14 noches secas únicamente habrá que programa sesiones de seguimiento para comprobar que el tratamiento ha sido exitoso.

Si la relación entre terapeuta, padres e hijo es positiva, se realiza todo según se haya indicado y sobre todo se refuerza al niño en su independencia y autonomía se conseguirá grandes logros y se solucionará un problema que si no se trabaja puede tener consecuencias muy negativas.

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